El fósforo (P) es un elemento esencial en la alimentación de los animales domésticos. Su contenido en los alimentos puede ser de origen vegetal, animal o mineral. El valor nutricional del P vegetal depende del contenido de fósforo fítico y de la actividad fitásica endógena de la materia prima.
La concentración de P es muy variable y baja, por lo que es difícil prever el contenido en P digestible o disponible de los vegetales. El contenido en P fítico es mayor en granos de cereales (55 % al 75 %) y semillas de leguminosas (60 % al 85 %) que en los subproductos de molinería de los cereales.
El fósforo en la alimentación
En la formulación de alimentos para monogástricos y rumiantes se utilizan diferentes fuentes de P de alta disponibilidad. El P de origen animal es muy disponible, especialmente si la textura de las fuentes es fina.
El fósforo de origen mineral es la fuente más económica de aporte de P en los alimentos comerciales. Además de P, los fosfatos aportan cantidades importantes de calcio (Ca) y minerales como el sodio (Na), potasio(K), magnesio (Mg) y hierro (Fe), según la calidad de la roca fosfórica utilizada.
Tradicionalmente, el fosfato tricálcico y bicálcico dihidratado han sido los más utilizados en alimentos y se les asignaba arbitrariamente una disponibilidad del 100 %. La disponibilidad del P es la forma de evaluar las fuentes de P. En general, se la estima en forma relativa en relación con el valor asignado al fosfato utilizado como patrón (B tricálcico o fosfato monosódico). Por tanto, este método (aún recomendado por el NRC, 1994, 1998) da valores de disponibilidad del P superiores a la digestibilidad real, especialmente en el caso de materias primas de origen animal o mineral.
Existen fuentes minerales cuyo P es más disponible que el del fosfato B tricálcico presentando valores de disponibilidad superiores al 100%.
Otras fuentes de P disponibles en el mercado son el fosfato monocálcico, el fosfato monodicálcico, el fosfato bicálcico dihidratado y el fosfato tricálcico. La disponibilidad del P de estas fuentes depende de numerosos factores, incluyendo la naturaleza de la roca inicial y el proceso de fabricación.
Este proceso consiste en tratar la roca fosfórica (fosforita, fluoroapatita con un ácido fuerte (HCl ó H2SO4) y precipitar el fosfato cálcico resultante con una fuente de Ca (CaCO3) a altas temperaturas; está en el proceso no debe ser excesiva debido a que incrementa en el producto final el porcentaje de meta (PO3-) y pirofosfato (P2O74-), que son de menor disponibilidad que el ortofosfato (PO43-).
Los fosfatos bicálcicos así obtenidos pueden a su vez reaccionar con el ácido fosfórico dando como resultado fosfatos monodicálcicos o monocálcicos que son más puros y biodisponibles y con mayor contenido de (> 20% de P)
La composición química de los fosfatos más usados en nuestro medio es la siguiente:
Fosfato bicalcico 18% de fósforo y 24% de calcio
Fosfato monodicalcico 21% de fósforo y 16% de calcio
Fosfato tricálcico 18% de fósforo y 30% de calcio´
La elección y selección del fosfato a utilizar en el alimento debe basarse en conocer su procedencia, el proceso de fabricación y el análisis químico de su composición. Los puntos claves a considerar para valorar mejor la disponibilidad de P en los fosfatos comerciales son:
- Los fosfatos monocálcicos son más disponibles que los bicálcicos y éstos a los tricálcicos.
- Los fosfatos sódicos en general son más solubles, o disponibles que los cálcicos o magnésicos.
- Los fosfatos hidratados son más disponibles que los anhidros.
- Los productos mejor procesados (con menor contenido en flúor (F), plomo (lPb), vanadio (Va), arsénico (As), mercurio (Hg) y mayor homogeneidad), suelen ser más disponibles.
Por tanto, en caso de formular los alimentos con P disponible tendría que darse a los fosfatos monocálcicos y monodicálcico un valor disponible superior al fosfato bicálcico dihidratado tradicional
La disponibilidad biológica del fósforo en los fosfatos es un valor relativo, porque se compara con el fosfato que se utilice en la prueba con animales; el más utilizado en nuestro medio es el fosfato B tricálcico al que se le asigna un valor del 100% disponible; los demás fosfatos tienen la siguiente disponibilidad, el fosfato bicálcico 88%, el fosfato monodicálcico 90% y el fosfato tricálcico 87%; este parámetro guarda alguna relación con la solubilidad en agua. De los tres fosfatos él más soluble es el monodicalcico, seguido del bicálcico y el menos soluble tricálcico.
En el laboratorio en condiciones in vitro, el control de calidad de los fosfatos se realiza determinando el contenido de P, Ca, F, la relación Ca:P, y la solubilidad en ácido cítrico 2% o en citrato amónico (>95%).
Una solubilidad en agua superior al 80% indica predominancia de P en forma monocálcica y una solubilidad inferior al 50% indica mayor presencia de la forma bicálcica. El pH está alrededor de 7 para el fosfato bicálcico dihidratado y es menor de 5 para los fosfatos monocálcicos y monoamónicos. Los fosfatos de buena calidad deben presentar una relación de fósforo a flúor de 100:1, por ejemplo, el fosfato monodicálcico tiene 21% de P y 0.21% de flúor máximo.